Oda a la demencia: apuntes sobre la Generación Beat 

Oda a la demencia: apuntes sobre la Generación Beat 

En sus textos, la Generación Beat expone magistralmente parte de la decadencia que aqueja a la sociedad contemporánea. En Aullido, por ejemplo, Allen Ginsberg nos relata cómo la locura destruyó las mejores mentes de su generación, quedando hambrientas, histéricas y desnudas, siendo expulsadas de las academias por su escritura obscena y odas a las drogas.

Condenándolos a la soledad, a la inmundicia y los sollozos, lo que queda es lograr vivir en éxtasis, iluminando en parte una existencia de naturaleza oscura y carente de sensibilidad. Este es el proceder de una generación demente, en búsqueda de nuevos amores bajo las inapelables rocas del tiempo, todo mezclado con suicidios, crucifixiones y epifanías diarias. De allí la necesidad de la droga, que todo santifica, incluida la demencia sufriente y horrible de los mendigos mentales. No parece haber otra salida, como nos dice Jack Kerouac en Tristessa, cuando estando vivos estamos muertos, no pudiendo escabullirse en las labores cotidianas como hace el resto. 

Pero esto no tiene su causa en la mente demente, pues, según Kerouac, la vida de por sí es dolorosa, lo que explicaría nuestra tendencia a la tristeza. Si vivimos en constante dolor es porque la vida es dolor. De aquí en más el objetivo principal será lograr vivir despreocupadamente, ya sea la pobreza, la decadencia o la adicción, tal como el personaje de Tristessa, quien no era consciente de lo sombría que era su existencia, pues, probablemente, no conocía más realidad que la que le había tocado vivir. Es la vida misma la que se encarga de destruir la inocencia y develar el hecho de que todos hemos nacido para morir. Nuevamente, todo se reduce a la frecuencia de nuestros pensamientos, ya que, si esta aumenta, con ello lo hará también el dolor.  

Sin embargo, ni siquiera es necesario el pensar, pues basta con contemplar la muerte y suciedad que rebosa en las calles, como si existiese una enorme, implacable y rabiosa fuerza generando este mundo viscoso. Ante esto, como declara William S. Burroughs en El almuerzo desnudo, no quedaría más que entregarse al delirio, reduciendo a pequeños instantes la lucidez de la perversidad que nos rodea. Pero más que escapar de esto, lo que parecen aborrecer estas mentes dementes es el tedio, condición propia del idiotizado hombre moderno, la que ha tratado de evadir mediante artefactos y labores, sin las cuales se vería desnudo.  

Y es, finalmente, el aburrimiento la tensión que no afecta al drogadicto, el que incluso no siente tedio luego de mirarse por horas la punta del zapato, todo a costa de olvidar sus problemas, aunque convirtiéndose de paso en una especie de fantasma gris, impermeable a la repugnancia, la vergüenza y reducido a un mero instrumento que se dedica a absorber, más no padecer, el medio en el que vive. 

Eduardo Schele Stoller. 

2 comentarios sobre “Oda a la demencia: apuntes sobre la Generación Beat 

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