Jung: enajenación, sombra y conciencia

Jung: enajenación, sombra y conciencia

Según Carl Gustav Jung, en cada experiencia humana existen numerosos factores desconocidos que nos impiden conocer la naturaleza última de la realidad. Desde tiempos antiguos, hemos recurrido a los símbolos para representar lo que no podemos expresar con palabras, como se refleja en nuestros sueños, que son manifestaciones del inconsciente.

En su obra El hombre y sus símbolos, Jung diferencia entre signo y símbolo. El signo es siempre inferior al concepto que representa, mientras que el símbolo va más allá de su significado evidente, manifestando arquetipos. Estos arquetipos son formas en las que los instintos se manifiestan a través de fantasías e imágenes. El inconsciente está guiado principalmente por tendencias instintivas representadas por los arquetipos.

Jung señala que los símbolos (como los religiosos) han tenido la misión de dar sentido a la vida humana y asignar un significado trascendental a la existencia. Sin embargo, con el avance de la ciencia y la disminución de la superstición, hemos perdido los valores espirituales y el sentido de la vida, lo que gradualmente desintegra la organización social. Los símbolos ya no tienen valor y nada es considerado sagrado.

Según Jung, a medida que el conocimiento científico ha aumentado, nuestro mundo se ha vuelto menos humano. El ser humano se siente aislado en el cosmos, desconectado de la naturaleza y ha perdido su identificación emocional con los fenómenos naturales que solían tener significado simbólico. Se ha impuesto el dominio de la naturaleza y la servidumbre a las máquinas, sin que aún podamos dominarnos a nosotros mismos y a nuestra propia naturaleza.

En Las relaciones entre el yo y el inconsciente, Jung explora cómo los contenidos reprimidos del inconsciente, al llegar a la conciencia, pueden desencadenar depresión y angustia. La naturaleza humana, según Jung, no solo tiene aspectos luminosos, sino también una abundante sombra. El conocimiento de uno mismo a menudo resulta doloroso.

Jung sostiene que nuestra psique se basa en una disposición espiritual heredada de manera inconsciente, lo que hace que la psique humana sea tanto singular como colectiva. Cuanto mayor es una comunidad, más factores colectivos existen, lo que suprime la individualidad y lleva a la anulación moral y espiritual. La sociedad prospera a expensas de la singularidad individual, lo que se manifiesta en la represión y en la decadencia moral de la sociedad.

Según Jung, cuando estamos en sociedad, somos peores que si actuáramos por nuestra cuenta, ya que la sociedad nos transforma en masa y nos exime de nuestra responsabilidad como individuos. Cuanto más grande es una organización grupal, más inevitable es su inmoralidad y estupidez ciega. Solo puede haber moral cuando hay libertad, y para lograrlo debemos liberarnos de la imitación, la sugestionabilidad y la mentalidad de masa.

Según Jung, el término «persona» proviene de «máscara», lo que significa que el individuo a menudo es solo una representación de la psique colectiva. En el fondo, la persona no es algo real, sino una configuración de compromisos y apariencias. Cuando esto se revela, nos sentimos abandonados y desorientados. Jung nos insta a embarcarnos en el proceso de individuación, de convertirnos en seres singulares y realizar nuestro verdadero yo, en lugar de basarnos en roles externos o en una imaginaria sensación de propósito. Cuanto más limitado es el campo de la conciencia de un ser humano, más parecen aparecer contenidos psíquicos como entidades externas, espíritus o poderes mágicos proyectados en otros.

Eduardo Schele Stoller.

*Reseña de las obras El hombre y sus símbolos (1964) y Las relaciones entre el yo y el inconsciente (1928).

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s