Zubiri ha comprendido el devenir como el proceso de convertirse en algo, pero al mismo tiempo dejar de ser lo que se era anteriormente, considerando así tanto el ser como el no ser. En otras palabras, las cosas existen en la medida en que no existen. El devenir, como lo planteaba Heráclito, implica el paso del no ser al ser o del ser al no ser.
Para Aristóteles, el cambio implica también la presencia de un agente móvil, ya que no es suficiente con la dialéctica entre el ser y el no ser, sino que es necesario considerar quién o qué está en movimiento. El movimiento no es simplemente una transición del no ser al ser o viceversa, sino más bien una transición de un estado de ser a otro. El no ser es aquello que se era anteriormente, pero que está destinado a dejar de ser. Las cosas tienen la capacidad de ser diferentes. El movimiento es una forma en la que se manifiesta esa capacidad.
Ahora bien, para Zubiri, la realidad no es simplemente una forma de ser, sino que es algo que precede y fundamenta el ser. Antes que el ser, el problema del devenir afecta a la realidad. El devenir es anterior a cualquier articulación entre ser y no ser, porque es algo que impacta a la realidad como tal, la cual es anterior al ser. Si existen sustancias, es porque hay una sustantividad y toda sustantividad se basa en un sistema básico primario. Este sistema básico y constitutivo de todas las características necesarias y suficientes para que una realidad sustantiva sea lo que es, es lo que Zubiri denomina «esencia» o «unidad coherencial primaria».
No hay una esencia más allá de la realidad, sino que es la realidad la que fundamenta lo que podríamos llamar esencia, a través de la configuración misma de un sistema. La realidad se concibe como una estructura, no como una sustancia, por lo que para Zubiri el problema del devenir se encuentra en dicha estructura y no en el ser o en un sujeto.
En resumen, para analizar el cambio es necesario considerar no solo lo que cambia, sino también aquello sobre lo cual se produce el cambio. Para Zubiri, este trasfondo es la realidad. El ser o no ser dependerá de la estructura de la realidad, por lo tanto, no hay una esencia que sea inmutable.
Eduardo Schele Stoller.
*Reseña de la obra Sobre la esencia (1980).