Tradicionalmente, según Sartre, la apariencia se ha considerado negativa, como «lo que no es el ser», una ilusión o error. Sin embargo, si ya no creemos en el ser detrás de la apariencia, ésta adquiere una positividad plena. La apariencia ya no se opone al ser, sino que se convierte en su medida, ya que el ser de un existente es lo que parece.
El fenómeno es absolutamente lo que es, se revela en su ser y está completamente actuante. Sartre rechaza el dualismo entre apariencia y esencia, ya que la apariencia no oculta la esencia, sino que la revela. La apariencia se convierte en la esencia. La esencia de un existente es la ley manifiesta que rige la sucesión de sus apariciones. El ser fenoménico es la serie continua de manifestaciones. Sin embargo, surge el problema de que el existente no se puede reducir a una serie finita de manifestaciones, ya que cada una está en constante cambio, generando un nuevo dualismo entre lo finito y lo infinito.
Para Sartre, la esencia no se encuentra en el objeto, sino en la serie de apariciones que lo revelan. La aparición tiene su propio ser, que puede ser revelado a través del hastío o la náusea, que son pasos hacia la conciencia. Según Sartre, toda conciencia es conciencia de algo, y toda intención de la conciencia está dirigida hacia el exterior. La conciencia no es sustancial como lo planteaba Descartes, sino pura apariencia, ya que solo existe en la medida en que aparece y se dirige hacia algo externo. La conciencia se experimenta como un vacío total, ya que el mundo entero está fuera de ella. Si la conciencia fuera pura subjetividad, se desvanecería.
De esta manera, el ser, que tradicionalmente se ha considerado como pura abstracción, se convierte en la negación absoluta, el no-ser, ya que la nada es la identidad consigo misma, un vacío sin determinaciones ni contenidos. El ser puro y la nada pura son lo mismo. La nada es posterior al ser, ya que supone al ser para negarlo. La nada siempre supone una especificación previa del ser (la nada toma su ser del ser). No hay no-ser sino en la superficie del ser.
¿Cómo surge la conciencia de la nada? Según Sartre, la interrogación introduce cierta dosis de negatividad, mediante la cual vemos cómo la nada se refleja en el mundo. En este sentido, el hombre es el ser a través del cual la nada llega al mundo, el que tiene que gozar de cierto grado de libertad para posibilitar su aparición. Es así como la libertad humana precede a la esencia del hombre y la hace posible. El ser humano existe primero en el seno del ser y luego se lanza hacia un retroceso nihilizador.
El hombre toma conciencia de su libertad a través de la angustia. Según Sartre, la angustia es el modo en que la libertad se experimenta como conciencia de ser, la conciencia de que uno es su propio futuro en el modo de no serlo todavía. Esto implica reconocer que el yo que soy depende de aquel que aún no soy. Surge entonces el vértigo, resultado del juego con nuestras posibilidades y la angustia ante el futuro.
En lugar de enfrentar la angustia, la evitamos, la enmascaramos, intentando vernos desde afuera, como ajenos o como objetos. Sin embargo, no podemos suprimirla, ya que somos angustia. Al huir para ignorarla, nos damos cuenta de que estamos huyendo, y esa huida de la angustia es, en sí misma, una forma de tomar conciencia de ella.
La angustia persistirá mientras deseemos, porque el deseo implica una falta de ser, lo cual define nuestra existencia, ya que la realidad humana se comprende precisamente en su llegada a la existencia como ser incompleto. Nos captamos como seres en tanto que no somos.
Según Sartre, la realidad humana es un constante trascender hacia una conciencia de sí misma que nunca se realiza. En pocas palabras, por naturaleza somos una conciencia infeliz, angustia, debido a la conciencia de la nada, es decir, de la posibilidad. Es en este sentido que lo que no somos ni seremos nos define más que lo que somos y hemos sido.
Eduardo Schele Stoller.
*Reseña de la obra El ser y la nada (1943)
la ausencia por toda la eternidad de algo q fue un ser conciente y el desaparecer de toda realidad no da angustia ya q se q nada quedara ni la idea d q fui alguna vez un ser angustiado por la nada……..