Schopenhauer sostiene que la existencia se presenta como representación, lo cual significa que el mundo como lo percibimos existe gracias a nuestra capacidad para entenderlo. En este sentido, el objeto siempre es concebido con relación al sujeto y ambos se consideran una sola entidad. Por tanto, objeto y representación son lo mismo.
No obstante, el mundo no es solo representación, sino que también es voluntad. Schopenhauer argumenta que cuando nos mantenemos en la pura intuición, todo es claro y firme, no hay lugar para la duda ni las preguntas. En este estado, nos sentimos satisfechos con el presente y la intuición es suficiente en sí misma. Sin embargo, con la razón y el conocimiento abstracto, aparecen la duda, el error teórico, la preocupación y el arrepentimiento práctico.
Aunque gracias a la razón somos capaces de superar a los animales, también somos más propensos al sufrimiento. A diferencia de los animales que viven solo en el presente, nosotros vivimos en el futuro y en el pasado al mismo tiempo, lo que nos hace conscientes de nuestra propia muerte. Esto es, en parte, lo que explica la existencia de filosofías y religiones
Schopenhauer afirma que todas las ciencias se basan en intuiciones básicas que no pueden ser demostradas. Según él, el mundo en su totalidad descansa en el mundo intuitivo y toda evidencia última y originaria es intuitiva. La voluntad es lo que se considera a priori, es decir, la cosa en sí misma. La representación es un fenómeno de la voluntad.
En cuanto a la voluntad como esencia, como la cosa en sí, Schopenhauer sostiene que no tiene un fin específico debido a que se encuentra fuera del tiempo y del espacio, los cuales son solo dominios de la representación. Por lo tanto, preguntar sobre el fin de la cosa en sí no es apropiado, ya que la cosa en sí misma carece de fundamento y se encuentra fuera del ámbito del principio de razón.
Schopenhauer señala que, aunque todo acto singular tiene un fin, el querer en su conjunto no lo tiene. Las preguntas esencialistas sobre la esencia íntima de las cosas están más allá de la capacidad de nuestro entendimiento, que se centra solo en lo fenoménico. Aquí radican los límites de la filosofía, ya que la esencia íntima de las cosas no puede ser comprendida.
Schopenhauer critica a Kant por haber invertido el orden del conocimiento, ya que, según él, no es el concepto lo que es primero y determinante para la intuición y lo sensible, sino que es la reflexión la que es la copia de la intuición.
Eduardo Schele Stoller.
Realmente inquietante, pero los humanos solo nos movemos entre humanos no en el universo, solo nos acercamos o alejamos de otras personas, el movimiento es con respecto a los otros no a lo otro. Lo «Otro» es lo desconocido porsupuesto. Descubramos desde ya que la verdad es imposible en convivencia con la sociedad y la moral, yaque esta categoriza y disminuye aun mas la conciencia natural, es mejor no conocer la verdad si se ama la libertad. Asi la verdad social pasa a ser mas importante que la verdad natural, asi hacer ciencia es perder el tiempo y la busqueda de la vida no se transforma en un objetivo sino en solo vivir el instante, por esto que tambien ya no es necesaria la religion «todo de todo nos separa, nada a todo nos une»