Pensamiento salvaje vs pensamiento científico

Pensamiento salvaje vs pensamiento científico

Aldous Huxley sostiene que nuestro cerebro posee un carácter restrictivo de todo aquello que no sea productivo, debido a la necesidad de protegernos y mantenernos vivos, razón por la que la mayoría de la información y estímulos del entorno quedan fuera de nuestro alcance. ¿Hay alguna forma de acceder a aquella información liberándonos de este sesgo selectivo del cerebro? Huxley cree que sí, a través del consumo de ciertos tipos de drogas, las que no solo rompen los límites evolutivos de nuestra cognición, sino que también atentan contra los adoctrinamientos de la tradición y la cultura.

Huxley nos advierte que, así como hemos sido beneficiarios del lenguaje y sus símbolos, también nos hemos convertido en sus víctimas, en la medida que este tiende a determinar de forma muy estrecha la percepción de las cosas a través de los conceptos. Este es un adoctrinamiento que se incuba desde nuestra infancia y que se acrecienta por medio de la educación formal, a través de la cual nos especializamos.

Cuando se logra trascender la válvula reductiva de nuestro cerebro, se puede llegar a experimentar una serie de fenómenos biológicamente inútiles, logrando atestiguar el sentido de la existencia desnuda, esto es, el acontecimiento tal cual es, al margen del concepto. De esta forma, para la inteligencia en su estado de mayor libertad, son primarios los caracteres de las cosas que comúnmente se consideran como secundarios. En este punto Huxley se compromete con una postura correspondentista, ya que cree que, al quebrantar las limitaciones utilitaristas-biológicas de nuestro organismo, podemos constatar el real significado y sentido de las cosas, dejando atrás los paraísos artificiales que creamos para sobrellevar la monotonía de nuestras vidas. De hecho, Huxley señala que mientras mayor sea el nivel de enajenación, mayor será la necesidad de trascender a través de modificadores de conciencia como el alcohol, las drogas, las religiones u otras experiencias espirituales. En este contexto, Huxley marca una clara diferencia entre los pueblos civilizados occidentales y los pueblos indígenas. En palabras del autor:

Ved al indio mísero, cuya alma sin tutela por delante tan solo le cubre con su tela. Pero, en realidad, somos nosotros, los ricos y muy educados blancos, los que andamos con el trasero al aire. Nos cubrimos por delante con alguna filosofía -cristiana, marxista, freudiana-física-, pero por detrás andamos al aire, a merced de los vientos de las circunstancias. El mísero indio, en cambio, ha tenido el ingenio de proteger su trasero complementando la hoja de parra de una teología con el taparrabos de la experiencia trascendental.

Esta diferencia también es destacada por el antropólogo francés Claude Lévi-Strauss, para quien hay una diferencia radical entre el pensamiento usualmente llamado “salvaje” y el pensamiento científico. Caracterizando al primero de estos señala que el pensamiento mágico o mitológico, propio del “salvaje”, no es tan solo un esbozo o la parte de un todo no realizado; sino que ya forma en sí mismo un sistema independiente y bien articulado. Y es que ya toda clasificación, afirma Lévi-Strauss, es superior al caos y, por tanto, pertenece a un orden racional.

El sistema mítico y sus representaciones permitían establecer relaciones de homología entre las condiciones naturales y las condiciones sociales, definiendo así leyes de equivalencia entre planos tan diversos como el geográfico, meteorológico, zoológico, botánico, técnico, económico, social, ritual, religioso y filosófico. En un sentido pragmático, pues, el mito no ha sido superado por la ciencia, la cual, por motivos que pueden ser muy válidos, ha renunciado a tal tarea unificadora del conocimiento. El pensamiento salvaje, sostiene Lévi-Strauss, es en cambio totalizador.

¿Por qué entonces el científico suele valorar su conocimiento como superior? Cada civilización, señala Lévi-Strauss, tiende a sobreestimar la orientación objetiva de su pensamiento, y esto porque nunca está ausente del mismo. La concepción que los hombres se forjan de las relaciones entre naturaleza y cultura es función de la manera en que se modifican sus propias relaciones sociales. Y la relación social que enmarca a la ciencia no se ha propuesto como objetivo constituir al hombre, sino más bien disolverlo. En vez de totalizar, la ciencia busca reducir, empobreciendo así los fenómenos que pretende explicar.

Eduardo Schele Stoller.

 

 

 

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